El manejo reproductivo ideal, tanto en vacas de leche como de carne, es que consigan un parto año. En muchas ocasiones se asume este índice como utópico, difícil de alcanzar aceptando como muy buenos intervalos de parto más largos, cayendo en la ineficiencia reproductiva. Es indudable que la eficiencia reproductiva está influenciada por muchas variables, convirtiéndola en un desafío de monitoreo y mejoramiento permanente.
El número de terneros que deben criarse durante un año, en un hato de 100 vacas (leche o carne), debería estar entre 75 y 85 animales. Los lineamientos generales que pueden mejorar los resultados del manejo reproductivo son:
- Identificación correcta de los animales.
- Registros que permitan determinar índices relevantes del hato como: a) Prolificidad, número de terneros nacidos vivos vs vacas paridas. b) Tasa de descarte. c) Morbilidad y mortalidad de los terneros. d) Análisis andrológico de los toros, al igual que su producción y rendimiento.
- Análisis de las necesidades nutricionales del hato (carne o leche).
- Establecer un programa de reposición de hembras.
- Hacer una adecuada selección de los machos a utilizar, por producción y consanguinidad.
- Otro aspecto relevante del manejo reproductivo es el de establecer un programa preventivo de las manifestaciones clínicas de enfermedades, que afectan la ganadería, a través de la vacunación de todo el ganado, que incluya, no solamente las enfermedades de control estatal como aftosa y brucella; también se deben tener en cuenta la prevención de los animales contra el síndrome reproductivo bovino, que incluye patologías como: Rinotraqueitis Infecciosa Bovina IBR, Diarrea Viral Bovina DVB, Leptospira, Campylobacter, Histophilus somni, entre otros. Vacunar hembras gestantes con biológicos que protejan al ternero recién nacido al momento de mamar calostro, que incluyan en la formulación antígenos de: Rotavirus, Coronavirus, E. Coli, Salmonella y Clostridium. Vacunar la totalidad del hato contra enfermedades clostridiales.
- Cuantificar no solamente el número de abortos presentados en el año; también es importante establecer mortalidad embrionaria, determinar este índice no es fácil, pero con un adecuado seguimiento reproductivo por parte del profesional a cargo, es factible hacer una aproximación importante del mismo.
- Instaurar un protocolo de cuidado del ternero al momento de nacer, en donde la toma de calostro se realice durante las primeras 6 horas de vida del animal, con una adecuada desinfección de ombligo.
Nutrición en el manejo reproductivo
Es indudable que la nutrición es un aspecto relevante para alcanzar la meta de un ternero año, dentro del manejo reproductivo. El nutriente limitante durante el posparto es la energía. En el preparto el nivel de energía determinará cuándo la vaca entra en calor en el posparto, mientras que éste mismo nivel, en el posparto, determina la fertilidad de los animales.
Hablando de requerimientos nutricionales, hay 4 periodos en vacas de carne y 3 en vacas de leche que debemos tener en cuenta.
Periodo 1: Va del parto hasta que el animal es cubierto, el ideal es que no pase de los 82 días; los animales en este tiempo son exigentes desde el punto de vista nutricional; la vaca está en su máxima producción de leche y se está recuperando del estrés pos parto. En este periodo los animales se deben preparar para ser cubiertos.
Periodo 2: Va desde la concepción al destete en vacas de carne; el destete en nuestro país se realiza entre 7 y 8 meses de vida del ternero, en otras regiones del mundo lo realizan a los 4 meses, suministrando a las crías una nutrición adecuada que permita este manejo. Las vacas de carne deben estar preñadas cuando se realice el destete. El periodo 2 y 3, como vamos a ver, no se puede separar en vacas de leche. La vaca de carne debe ganar peso en este periodo, diferente a lo que ocurre en vacas lecheras, las cuales en esta época siguen perdiendo peso, ratificando la importancia del aporte nutricional.
Periodo 3: Va desde el destete a 50 días antes del parto. Este periodo es el de menores exigencias nutricionales. En las vacas de carne la condición corporal se debe mantener y seguir con el desarrollo fetal. La vaca de leche debe aumentar su condición corporal durante los últimos meses de lactancia.
Periodo 4: Este comprende los últimos 50 días antes del parto y es de alta relevancia. Durante estos días se produce el 75% del crecimiento fetal. El estado corporal adecuado de la vaca al momento del parto es fundamental para que los animales vuelvan a ser cubiertos en el tiempo que comprende el periodo 1.
Las vacas de leche no deben ser sobre alimentadas durante el periodo seco, esto por lo general genera patologías de carácter metabólico al inicio de la lactancia, como hígado graso y cetosis.
Las vacas de mayor producción de leche requieren, obviamente, mayor cantidad de alimento con una concentración mayor de proteína. Una mayor producción de leche va a expensas de un déficit reproductivo cuando las vacas no reciben la nutrición adecuada. En general las vacas productoras de leche se les suministran mayores fuentes de proteína y esto va a expensas de la energía, lo que al final afecta el adecuado desempeño reproductivo.
La proteína en la alimentación de la novilla es relevante para su desarrollo, la meta en estos animales es que tengan un parto a los 2 años. Esta meta genera controversia, debido a que, al momento de parir las vacas de primer parto, presentan una pobre condición corporal, en varias ocasiones su producción de leche es deficiente y por lo general preñarlas, nuevamente, genera dificultad. Se debe tener en cuenta que las novillas a los 2 años son animales que se encuentran en crecimiento, incluso durante la lactancia y como tal requieren de una nutrición adecuada, no es que no se pueda tener animales con partos a los 2 años, lo que se debe generar es el protocolo nutricional que este periodo de crecimiento requiere. También es común que se espere a preñar novillas hasta los 24, 26 o 28 meses, esto genera alteraciones reproductivas en los animales, tales como infiltración grasa a nivel ovárico y desordenes reproductivos como excesos de producción de andrógenos, llevando a tener animales que en nuestro argot denominamos “machorras”, perdiendo novillas valiosas. A esta pérdida se le deben añadir los costos de la crianza.
Los terneros, hembras y machos, bien criados son el soporte de una reproducción y producción exitosa. Los terneros son mono gástrico entre las 3 y 5 semanas de edad, la leche es su principal fuente alimenticia. Tomar calostro enriquecido con inmunoglobulinas durante las primeras 6 horas, garantiza animales sanos en los primeros meses de vida. El ternero requiere nutrientes de alta calidad y de fácil digestión, con aminoácidos esenciales, energía, minerales esenciales y casi todas las vitaminas. Después del mes de vida, cuando el consumo de forraje y grano del ternero es mayor, los microrganismos ruminales aumentan su actividad incrementando la síntesis de aminoácidos, vitamina B y digestión de celulosa.
Las vacas de alta producción, al inicio de la lactancia, presentan degradación de proteína a nivel ruminal, en esta etapa resulta útil la suplementación de aminoácidos en la dieta, incluso complementando este suministro vía parenteral (sub cutáneo), con productos que contengan fuentes de aminoácidos.
Reproducción para novillas y vacas en el manejo reproductivo
En general, en un adecuado manejo reproductivo, se debe establecer que la vaca tenga su primer parto lo antes posible, en la medida que los animales jóvenes se encuentren sanos y con buen peso, la pubertad se presentará en edades tempranas, entre 12 y 14 meses. Como mencionamos anteriormente, las novillas cubiertas por primera vez sobre los 15 meses tendrán su primer parto a los 2 años, sin embargo, en nuestro país esto no es la regla, en hatos lecheros con buenos manejos nutricionales y genéticos se están preñando novillas sobre los 17 meses de edad y en ganaderías de carne las novillas superan los 2 años y medio al momento de quedar gestantes.
Es muy importante que las novillas tengan un peso mínimo de 350 Kg al momento de ser cubiertas por primera vez, este peso puede variar de acuerdo con la raza.
Irregularidades del estro y del anestro en el manejo reproductivo
Las vacas no pueden quedar gestantes si los animales están en anestro (no entran en celo o calor) o si los celos son de baja intensidad y corta duración; estas irregularidades del estro son comunes tanto en ganado de leche como de carne. Son varias las causas de estos celos irregulares, entre estas se encuentran las nutricionales que ya tocamos, otras serían las de carácter infeccioso de las cuales hablamos al inicio en forma general.
Las causas que vamos a tocar a continuación son metabólicas en vacas de leche y presencia del ternero en vacas de carne.
En la vaca de leche, un aspecto relevante en las irregularidades del estro, tiene que ver con la producción de leche. En estos casos los aspectos nutricionales en la vaca de alta producción están cubiertos, sin embargo, la eficiencia reproductiva se ve afectada debido al elevado metabolismo hepático en estos animales.
Los dos aspectos patológicos relevantes que ocurren en este aspecto en la vaca lechera son: muerte embrionaria y presentación de calores de baja intensidad y corta duración, los cuales no son detectados en la gran mayoría de los casos.
En la vaca de alta producción de leche, el trabajo metabólico a nivel hepático es de alta intensidad. En las etapas iniciales de gestación de estas vacas, antes de los 20 días, el cuerpo lúteo a nivel ovárico produce niveles suficientes de progesterona para mantener la preñez, sin embargo, al llegar esta hormona a circulación general y pasar por el hígado es metabolizada, generando niveles bajos de la misma, lo cual genera como es predecible mortalidad embrionaria. La forma de disminuir este efecto en las vacas es generar un cuerpo lúteo accesorio y de esta manera aumentar los niveles de progesterona para mantener la preñez. La forma de hacerlo es aplicando gonadorelina coriónica humana HCG en el día 8 pos inseminación; en este momento hay presencia de un folículo dominante con receptores de LH que responden adecuadamente a la acción de la LH aplicada vía parenteral; este efecto produce ovulación de éste folículo y posteriormente, en éste lugar, la formación de un cuerpo luto accesorio, que contribuye a subir los niveles de progesterona necesarios para mantener la preñez en las vacas lecheras.
Con relación a las vacas de carne y presencia de ternero, el aspecto “patológico” que se presenta es el anestro, los animales no entran en calor, a pesar de estar con niveles adecuados de nutrición; esto se debe a la liberación de endorfinas por parte de la vaca, la liberación de éste opiáceo genera sensación de bienestar en la vaca y adicional a esto, bloquea a nivel hipotalámico la liberación de GnRH; al estar bloqueado el factor liberador de gonadotropinas, no se liberará desde la hipófisis anterior la hormona luteinizante LH, encargada del crecimiento final del folículo dominante con su posterior ovulación, al no estar presente esta hormona, el celo o calor no se presentará al igual que la ovulación, generando la no culminación del ciclo estral, entrando los animales en anestro. Una forma de contrarrestar este efecto es el de realizar IATF (inseminación artificial a tiempo fijo), también se puede realizar el protocolo hormonal de IATF y colocar los toros para que cubran las vacas cuando entren en calor. Otra alternativa es el de hacer en estas vacas amamantamiento restringido, retirando los terneros algunas horas del día de las vacas.
El manejo reproductivo adecuado de las hembras bovinas implica varios aspectos para tener en cuenta, es importante conocerlos e implementarlos para tener resultados productivos y reproductivos con una mayor eficiencia.
Ricardo J. Mesa C., M.V., Esp., MSc.
Director Científico Tecnoquímicas S.ADivisión Veterinaria
Bibliografía: rjmesa@tecnoquimicas.com