Dos nuevos componentes fueron añadidos al Índice de Desempeño Total (TPI): Eficiencia Alimentaria e Índice de Fertilidad. Estos nuevos componentes no sólo mejoran el valor del TPI como una herramienta de selección, sino que dan mayor enfoque en algunos rasgos importantes.
Cuando se refiere al mejoramiento, a muchos de nosotros nos gusta pensar en grande. Queremos criar a la siguiente superestrella, a la futura leyenda. Los criadores de Holstein no son los únicos en este esfuerzo, muchos otros grupos, tales como los criadores de caballos, de perros, incluso, criadores de palomas, están llenos de optimismo al cien por ciento. Ellos buscan criar ese individuo especial, ese que ganará el Derby de Kentucky, será coronado Campeón en Westminster, o será el ave casera más veloz.
Sin embargo, como criadores de ganado lechero, tenemos una ventaja sobre los otros. No se trata sólo de criar a ese “elegido” tan especial, se trata de hacer especial a todo un hato. Nuestra medida de éxito no está basada en un solo individuo, nuestro éxito se basa en criar un montón de buenos animales. Cada una de estas decisiones de mejoramiento nos lleva en una sola dirección de lograr nuestro objetivo: tener un buen hato de vacas. No estamos pensando solamente en el mejor primer porcentaje; queremos también el 99 por ciento restante que mejore también. Como criadores lecheros somos responsables de mejorar todo el hato. Si logramos eso, tendremos éxito. Cuándo fue la última vez que escuchó a un criador de caballos decir “No tengo ningún ganador pero estoy feliz que este año tuve una cosecha de crías mucho más rápido que en otros años”.
Obtenemos mucha satisfacción al ver que nuestro hato ha logrado más balance y fortaleza lechera, más producción y mejor eficiencia. No es solamente satisfactorio, es esencial para nuestra sobrevivencia. Si nuestro hato cae en producción y eficiencia, nuestra habilidad de permanecer en el negocio a largo plazo, está en juego. Por las noches podremos pensar sobre criar algunos buenos animales, pero nuestros días están llenos de trabajo con todo un hato.
Ya que nuestro ciclo está lleno de actividades como: inseminar, plantar, cosechar, etc, nuestro ciclo de evaluación genética comenzó a refrescarse con su ciclo de 5 años desde Diciembre de 2014. La nueva base genética está centrada en las vacas nacidas en el año 2010. Junto con este cambio en la base genética, también hay actualizaciones en la fórmula del Índice de Desempeño Total (TPI). Estos cambios resultan en una mayor producción, más eficiencia, mejor fertilidad y mayor ganancia. Estas cosas son importantes para un hato completo y para nuestra habilidad de permanecer en el negocio.
Dividiendo nuestras vacas del año base, aquellas nacidas en 2010, en un grupo más alto o más bajo basados en la nueva fórmula para Índice de Desempeño Total (TPI), veremos diferencias dramáticas tanto en desempeño reproductivo como en rendimiento entre estos dos grupos. En una base dentro del hato, la mitad más alta de estas vacas sobresaldrán de la mitad más baja por 1800 libras de leche, 75 libras de grasa y 55 libras de proteína. Utilizando investigaciones de 2014 de la USDA-AIPL el valor de esa leche extra producida, es más de $300dls por vaca por lactancia. Las vacas que producen esta leche extra tendrán mayor apetito y serán un poco más grandes en tamaño resultando una mayor alimentación y costos de mantenimiento. Nuestro Índice de eficiencia alimenticia, toma en cuenta ambos, el costo extra y los ingresos adicionales. El resultado neto es que las vacas dentro del top en TPI son más rentables y más eficientes que la mitad más baja en TPI del hato.
La ventaja de utilizar un Índice de Selección tal como la fórmula para TPI, es que se puede tener mejoras en varios rasgos al mismo tiempo. Esto está bien ilustrado cuando se ve dos rasgos antagonistas como producción y fertilidad. Las vacas con mayor Índice de Desempeño Total (TPI) no son solamente las mejores en producción, mejor eficiencia alimentaria y más ganancia; también se preñan más rápido, se asientan más fácilmente y permanecen preñadas.
Nuestro énfasis en mejorar la fertilidad es ahora mayor con la adición del Índice de fertilidad. El Índice de fertilidad que se introdujo en Diciembre de 2014, combina varios componentes del proceso reproductivo dentro de un Índice general: la habilidad de concebir y la habilidad general de comenzar a ciclar de nuevo, mostrar calores, preñarse y mantener la preñez.
Criar vacas basados en esta nueva fórmula para Índice de Desempeño Total (TPI) resulta en mayores ganancias, eficiencia y fertilidad. Esta ventaja no solo impactará su balance final ahora, sino que, la superioridad genética será expresada por estas vacas al pasar a su próxima generación. Eso no solamente es satisfactorio, es esencial para nuestro balance final.
Así como lo hemos presenciado a través de los años, nuestras decisiones de mejoramiento tendrán un impacto en la conformación de nuestras vacas. Algunos cambios son el resultado de un rasgo genéticamente correlacionado a un mayor rendimiento en leche; por ejemplo, ubres cada vez más profundas, vacas más altas y mayor fragilidad. La inclusión del PTAT, UDC, FLC y Forma lechera en la fórmula para TPI ayuda a garantizar que esos cambios favorables ocurran. Tener la cantidad correcta de rasgos es esencial para el éxito a largo plazo. La evidencia de que el mejoramiento va en la dirección correcta se muestra en la tabla de abajo.
De nuevo, utilizando la nueva fórmula para Índice de Desempeño Total (TPI) para ordenar nuestras vacas base del 2010, la mejor mitad de las vacas mostrarán una clara ventaja en conformación. La mayor diferencia está en las categorías más importantes: Ubres y Patas y Piernas.
Una ventaja adicional de la nueva fórmula para Índice de Desempeño Total (TPI) es una reducción de velocidad en el aumento de tamaño de nuestro hato. La siguiente figura muestra que las mejores vacas, sorteadas por la nueva fórmula para TPI, son más pequeñas que aquellas sorteadas por el anterior TPI. La nueva fórmula para TPI todavía identifica vacas con conformación superior, pero el énfasis en estatura es menor.
Tomar buenas decisiones de mejoramiento, no implica ejecutarlas de manera rápida; pueden de hecho, tener un efecto relajante. No obstante, al mejorar el hato para que sea más eficiente y rentable, quizá no se pueda controlar los precios de la lecho o alimentos, pero sí la nueva genética del hato.
La nueva actualización a la fórmula para TPI mantiene nuestro programa de mejoramiento en el camino correcto. Cada nueva cosecha de vaquillas vendrá con una mejor conformación, más producción, mayor eficiencia y mayor fertilidad. Aunque habrá un sólo galardonado que llevará el collar de rosas en Louisville ese primer sábado de Mayo, nosotros, los criadores lecheros, habremos logrado una meta aún más grande: mantener nuestros establos competitivos para muchos, muchos años a futuro.
Tom Lawlor, PhD, Director de Investigación y Desarrollo, USDA