La evidencia de la existencia de un efecto toro sobre la fertilidad de las vacas es corrientemente mencionada en la literatura (Everett y col. 1986, Humblot y col. 1991). Este efecto toro se manifiesta precozmente después de la IA, y la clasificación no varía enormemente cuando se estudian las TNR a 24 o a 90 días (Humblot 1986). Existe una correlación de 0,90 entre la TNR 28 y 56 (Reurink y col. 1990) y de 0,96 entre la TNR 56 y la TNR 60/90 días (VanDoormaal 1998).
La amplitud de esta variación entre toros es elevada cuando se consideran las IA destinadas a la prueba de progenie, ya que se observaron hasta 42 puntos porcentuales de diferencia en parición para una muestra de 913 toros Holstein utilizados con 300 a 700 IA. Los valores extremos son raros ya que para esta muestra de toros expresando la fertilidad de los mismos con respecto a su raza, 26 toros fueron estrictamente inferiores a –10, y 11 toros fueron estrictamente superiores a +6. La amplitud de estos resultados fue del orden de 3,9%, próxima a la observada por Everett y Bean (1986) sobre una muestra de 4.500 toros.
Sin embargo, cuando se consideran los toros de servicio, o sea aquellos testeados que representan el 85% de las IA realizadas, las fluctuaciones son mucho más limitadas. En Francia, sobre 75 toros Holstein, Montbélaird y Normandos (+ de 20.000 IA cada uno entre los años 1996 y 1998), el porcentaje de parición expresado con respecto a un promedio varió de –8 a +4. De la misma manera, sobre los 20 toros más utilizados en Holanda, la TNR 56 varió de –5 a +2 (29). Esta amplitud menor de la TNR, se explica por el refugo de los toros de testaje de baja fertilidad y por el número elevado de IA realizadas lo cual mejora la precisión.
Gustav Decuadro-Hansen. DVM PhD
Virbac, France.
Extracto artículo: Factores que influyen en la congelación del semen de toros