La raza Velásquez fue formada por el Dr. José Velásquez Q. quien comenzó su trabajo genético en el año de 1957 buscando ofrecer un biotipo bovino adaptado a las difíciles condiciones de clima y temperatura que imperan en las regiones cálidas de Colombia, en las cuales, los parásitos son un limitante en la producción y la fertilidad no es el mayor atributo de los hatos, ofreciendo un ganado con excelente calidad de carne, buena producción de leche y muy buena eficiencia reproductiva.
La Hacienda África está ubicada en el Municipio de Victoria, Departamento de Caldas a 220 km por carretera de Bogotá, en una zona denominada como Bosque Húmedo Tropical con una precipitación promedio de 2781 mm de lluvia al año, temperatura de 28,2°C, humedad relativa de 83,5% y 200 msnm.
El terreno en el que se desarrolló la raza Velásquez es una combinación de zonas bajas inundables, zonas planas secas, y lomas, con abundantes árboles autóctonos y una amplia y exuberante biodiversidad forrajera de gramíneas de la zona cálida ecuatorial, como la Maciega-Paspalum virgatum, las gramas nativas como el Paspalum notatum, Axonopus compresus; Canutillo-Hymenachne amplexicaulis, Guaduilla-Homolepsis aturensis, y leguminosas nativas como el frijolillo-Calopogonium muconoides, centrosema, desmodium, etec.
La raza Velásquez es el resultado del cruzamiento de tres razas: una criolla de Colombia, Romosinuano; una asiática, Cebú Rojo y; una europea de las islas, Red Poll. Teóricamente la raza Velásquez es un 25% Romosinuano, 25% Brahman Rojo y 50% Red Poll, bajo un esquema de selección de más de 40 años en un ambiente agroecológico que no es de bienestar para los bovinos. Las zonas de alta temperatura y alta humedad relativa son un reto para el desempeño rentable y eficiente y por ende para mostrar altos beneficios económicos en una operación ganadera bovina.
El objetivo de la raza Velásquez ha sido tomar los genes adaptados al medio ambiente ecuatorial de nuestros ganados criollos, sumándolos y complementándolos a los genes de productividad de la raza europea seleccionada y de resistencia y rusticidad de la asiática, conformando una población fenotípicamente uniforme y genéticamente estable.
La bondad de la raza Velásquez es la de estar adaptada a las condiciones ambientales que prevalecen en el trópico bajo colombiano, soportando muy bien las épocas secas y las épocas de lluvia, es un ganado que consume los forrajes nativos, las arvenses y algunas plantas consideradas malezas en Colombia para convertirlas de manera eficiente en carne y leche.
Esta característica de adaptación se manifiesta al expresar un buen desempeño productivo y reproductivo teniendo una eficiente rentabilidad en las explotaciones ganaderas en las cuales está presente, 85-90 crías por cada 100 vacas al año, terneros al destete de 175 Kg los machos y 165 Kg las hembras con un alto índice de supervivencia en neonatos, que es una de las ventajas para hacer una producción optima de carne; estamos llegando a los 530 kg de carne/Ha/año en un modelo de pastoreo con únicamente forrajes nativos, cero utilización de herbicidas, cero utilización de insecticidas, cero utilización de fertilizantes de síntesis química, en un sistema de producción lo más amigable posible con la naturaleza, lo que se denomina hoy en día como Ganadería Regenerativa.
Las crías al nacer tienen un peso de entre 26 y 30 kg, lo que permite una gran facilidad de parto y ninguna distocia; son terneros con una gran viveza que raramente requieren de asistencia para el primer amamantamiento.
Es una raza de color que va del bayo al rojo cereza, de pelo corto, brillante y liso, de mediano tamaño, las vacas adultas tienen un peso de 430 kg y los toros de 680 Kg, con buena longevidad, encontrando vacas de 19 años y 16 partos.
Es una raza muy tolerante a los parásitos internos y externos, que sumado a las prácticas culturales de mínimos días de ocupación y largos periodos de descanso de los potreros nos permite afirmar que se pueden tener poblaciones en las cuales el uso de insumos externos para el control de parásitos está muy cercano a 0, representando esto un beneficio económico interesante y muy amigable con el medio ambiente, cabe aclarar que nuestros ganados consumen forrajes como la platanilla-Thalia geniculata y el guácimo que contienen taninos que ayudan en el control de parásitos internos.
Es una raza genéticamente topa, de orejas medianas colocadas horizontalmente, cabeza de perfil recto de frente ancha, con testuz angosto y alto, con amplias ventanas de la nariz, los machos tienen morrillo localizado delante de la cruz, papada de mediano tamaño, cruz ancha, paletas ubicadas a nivel de la columna vertebral, pecho amplio bien musculado, cuerpo ancho largo y profundo, dorso recto, lomos anchos, anca ancha, larga y ligeramente inclinada, costillas largas y arqueadas, tren posterior fuerte y ancho, nalgas largas musculadas y ligeramente redondeadas, miembros cortos, bien aplomados de hueso delgado.
Los machos van a sacrificio a los 32-34 meses con alrededor de 520 kg de peso y un rendimiento en canal del 60,5 %. Vacas muy femeninas, de excelente habilidad materna, con buenas ubres.
Al tener una alta habilidad combinatoria con otras razas bovinas, la Velásquez se puede utilizar sobre hatos de ganados puros especializados, para formar poblaciones compuestas de alta eficiencia productiva y reproductiva que representan la obtención de resultados de beneficio económico en las empresas ganaderas que los utilicen; siendo más precisos, se puede utilizar sobre razas lecheras y carniceras especializadas para formar F1 adaptadas al trópico bajo colombiano, como también se puede utilizar sobre vacas F1 buscando estabilizar el componente genético Taurus/indicus al mantener una gran adaptación y eficiencia productiva en los hatos que vienen hibridando poblaciones para generar carne y leche.
La raza Velásquez aporta precocidad, mansedumbre, pero por sobre todo adaptación, esta última característica le permite desarrollarse bien en condiciones extremas como pueden ser las sabanas inundables del Casanare, en la cuales imperan la humedad en el suelo, forrajes toscos y parásitos externos que menoscaban la salud de los bovinos en detrimento de la producción, como también se desarrolla de manera eficiente en zonas secas como el departamento de Santander y la Guajira.
Colombia tiene las tierras, el capital humano y la genética necesaria para producir carne a pastoreo, en condiciones de bienestar para los bovinos, regenerando el suelo y de forma amigable con la naturaleza, ofreciendo un producto de alta calidad y producido de manera natural.
José Antonio Velásquez.
El presente artículo hace parte de la edición física No 70 de la revista Genética Bovina Colombiana que circulará a partir del 13 de Noviembre de 2020.