La producción animal en pastoreo es una alternativa interesante para producir a costo, pero requiere organización y conocimiento de las oportunidades de manejo.
Recientemente, se ha hablado mucho sobre el manejo intensivo de praderas para producción de carne y leche como forma de producir a bajo costo de manera competitiva, adicionado a otras modalidades de explotación de la tierra.
Muchos productores han renovado, o hasta invertido, en la formación de nuevas áreas de praderas para producir leche de esta manera, sin embargo, pocos han buscado informarse y prepararse para administrar una hacienda en que el pasto sea el punto de partida de todas las acciones y decisiones. No es que el uso intensivo de praderas sea algo difícil de realizar, pero requiere conocimiento básico acerca del funcionamiento del sistema y real significado del concepto de intensificación del proceso productivo. Al contrario de lo que se imagina, buena parte de este conocimiento se refiere no apenas a los aspectos específicos de la planta forrajera del suelo y de los animales, pero sí como la pastura es transformada en producto cuando se trabaja con animales en pastoreo.
Sistema de producción
La producción animal basada en praderas o pastoreo sigue una secuencia de etapas hasta que el producto, carne o leche, sea obtenido. Estas son: crecimiento de las plantas, utilización del forraje producido y conversión del forraje consumido en el producto final deseado.
Crecimiento
El crecimiento corresponde a la transformación de la energía contenida en la luz del sol en forraje. Esta etapa es dependiente de la cantidad de luz disponible (días abiertos de sol), temperatura, disponibilidad de agua y nutrientes en el suelo. La etapa de crecimiento puede ser muy afectada por condiciones climáticas, sobre las cuales las posibilidades de control por parte del productor son muy difíciles de manejar.
Utilización del forraje
La utilización es la etapa correspondiente a la cosecha del forraje producido, siendo influenciada por factores como la carga animal, número de animales en el lote, tiempo e intervalo de pastoreo, tamaño y número de potreros para pastoreo. Estos sí son factores controlados directamente por el encargado del sistema.
Conversión del forraje
La conversión, etapa final del proceso productivo, corresponde a la transformación de la energía química contenida en el forraje consumido en producto animal, proceso que ocurre en el interior del organismo del animal y es influenciado por el valor nutritivo y facilidad de digestión del forraje consumido, dependiendo de la etapa fisiológica (Ej. vaca en lactación o seca) y potencial genético del animal.
La eficiencia de uso de la energía, en cada una de estas etapas del proceso productivo, es muy distinta, siendo alrededor de 2% al 8%, 40% al 80% y 7% al 15%, para las etapas de crecimiento, uso y conversión, respectivamente.
La mayor eficiencia ocurre en el proceso de cosecha del forraje por los animales en pastoreo, o sea, en la fase de utilización, una vez que el encargado del sistema tiene control, casi absoluto, sobre todos los factores involucrados.
Por esta razón, en la utilización, la eficiencia es cerca de 20 veces mayor que en las fases de crecimiento y conversión. Si estas eficiencias fueran consideradas como la oportunidad del éxito de cualquier inversión y acción realizada en la hacienda, sin duda, la prioridad sería destinada a la mejoría del proceso de cosecha del forraje producido.
Sin embargo, inversiones en fertilización, riego, genética animal y suplementación, tendrían en este contexto menor efecto comparado a inversiones en mejoría de la cosecha del forraje producido.
Intensificación del proceso productivo
Intensificar significa obtener el mayor rendimiento posible por unidad de recurso productivo disponible. En una situación en que existen limitaciones de fertilidad del suelo, uso de fertilizantes o escasez de lluvia, existe la productividad máxima que, para aquella condición de medio y restricciones existentes, corresponde al mayor nivel posible de intensificación.
En estas condiciones, puede ser que el máximo esté muy por debajo del potencial técnico del área si corregidas las limitaciones por intermedio de abonos o irrigación; sin embargo, dadas las condiciones vigentes es lo mejor que se puede hacer, o sea, el sistema es lo más intensivo posible.
Esta situación prueba que el concepto de intensificación posee un carácter relativo que, para ser debidamente comprendido, necesita ser analizado en conjunto con otras informaciones y del contexto de operación de los sistemas de producción considerados (área, tipo de animal, rebaño, suelo, objetivos del propietario etc.). En otras palabras, el sistema puede ser considerado intensivo sin utilizar altas dosis de nitrógeno o riego, por ejemplo.
En ese contexto, los ajustes de las fechas (momento de utilización) y duración del pastoreo, el período de descanso de los pastos, carga animal utilizada, los ajustes en la toma de decisión relativa a la compra y venta de animales y la época de parición, son tan o más importantes y efectivos cuánto los manejos de fertilización, riego, suplementación, máquinas e implementos de última generación.
Por lo tanto, la intensificación no es, necesariamente, sinónimo de inversiones elevadas y aumentos de costos de producción como es frecuentemente divulgado y aceptado en el sector productivo. En realidad, la intensificación tiene como premisa básica, extraer el máximo posible de cada uno de los factores productivos existentes en el contexto en que se encuentran, para eso, muchas veces basta el uso de “conocimiento”, no de “inversiones financieras”.
Implicancias para la planificación
Producir carne y leche con base a pastoreo, de forma eficiente y rentable, significa intensificar el proceso de producción, en primer lugar, por intermedio del aumento en la eficiencia de cosecha del forraje producido. La cosecha eficiente asegura el vigor de los pastos y valor nutritivo del forraje producido. Si después de ajustada la eficiencia de cosecha, la cantidad de forraje producido fuera pequeña, todavía se puede utilizar correctivos, fertilizantes y hasta riego para aumentar el crecimiento de las plantas, sin que haya perjuicio de la eficiencia de cosecha.
No es ventaja producir una cantidad enorme de forraje si no fuera cosechado. Cuando esto sucede, ocurre desperdicio en el campo, el forraje se pone pasado (peor calidad) y el alimento concentrado es utilizado con el objetivo de corregir un problema de cosecha y no para alimentar mejor la vaca, reduciendo la eficiencia y aumentando los costos de producción.
Trabajos recientes, desarrollados en la Universidad de São Paulo (USP/ESALQ) – Brasil, han demostrado resultados positivos y muy promisorios sobre la intensificación del proceso productivo, simplemente con ajustes en el momento de poner los animales en las praderas (regulación del período de descanso) y la altura de residuo pospastoreo utilizado.
El uso del período de descanso variable, determinado para cada especie por intermedio de una altura de entrada en los pastos (1,0 m para el capín-elefante Cameroon) resultó, relativamente al período fijo de 27 días de descanso, en mayor producción diaria de leche por vaca y por unidad de área, también, mayor carga animal en dos años consecutivos de evaluación.
Los valores son considerables y para obtenerlos fue necesario apenas ajustar el momento de entrada de los animales en los pastos que, para que alcancen la altura de 1,0 m, necesitaron de un descanso promedio de 18 (17 a 21) y 23 (11 a 33) días en los veranos de 2006 y 2007 respectivamente.
Sila Carneiro da Silva
Profesor del Departamento de Zootecnia de la USP/Esalq.
Universidad de São Paulo.
Extracto de *”El Manejo de Pastos Tropicales” es una serie especial publicada originalmente en antigua www.tortuga.com.br/español.