Este siglo, del cual llevamos recorrido una quinta parte y cuyo final muchos no veremos, se muestra muy activo y progresista en todos los emprendimientos humanos. Magnifico que esto suceda así y ya vemos los progresos en el mejoramiento animal y vegetal.
Los bovinos que hoy pastan en el planeta son de mucho más calidad que aquellos que pastaban en el siglo pasado, pero no podemos olvidar que para que esto sucediera los pecuaristas del cinturón tropical del mundo hicieron grandes esfuerzos científicos y técnicos a finales del siglo pasado para mejorar fenotípica y genotípicamente sus ganados.
Los brasileros, con Getulio Vargas a la cabeza desde 1945, emprendieron un trabajo genético en los bovinos que a esta región habían llegado procedentes de la India, descubriendo en ellos sus virtudes en la producción de leche y de carne; esfuerzo concretado en 1985 con la implementación y realización de la Prueba de Progenie para conocer la calidad de los bovinos gyr y guzerá en la transmisión de leche a sus descendientes. Ya Brasil lleva varios años ocupando los primeros puestos en la producción y exportación de carne, es autosuficiente en la producción de leche y es grande exportador al mundo de su genética tropical. El trabajo brasilero desde 1985 en bovinos ha hecho posible que el mundo tropical y otras regiones del planeta se interesen y demanden lo que allí se produce en carne y leche y en alguna forma ha permitido que la ciencia del sur se iguale a la ciencia del norte y en reducir la gran diferencia que había entre los ganados taurus e indicus.
Vacas de las razas gyr y guzerá, más aquellas obtenidas en el cruce con holstein, con pardo suizo y otros taurus han permitido el establecimiento de hatos que están llamados a remplazar en el trópico a los ganados especializados en leche y carne de origen taurus (europeos). Las girolandas y guzolandas vienen remplazando a aquellas vaquitas todo color que se han ordeñado produciendo un ternero con medianos resultados genéticos pero importantes en la economía nacional.
Diez vacas girolandas o guzolandas o de otros cruces lecheros nos están remplazando el tedioso ordeño de 30 vacas de cruces indefinidos, llamadas 7 colores, logrando con esto una mejor calidad de vida de sus explotadores y una mayor rentabilidad, ocupándose menos área de terreno y obreros. Amén de que el sistema ha culturizado el campo con el ordeño mecánico, con la forma de dar comida y con el aseo de los establos. También con el uso de la inseminación artificial y de la transferencia de embriones, que está permitiendo de una vez y rápidamente la obtención de ejemplares bovinos de mucha calidad, conforme lo exige la modernidad.
Hasta aquí me estoy refiriendo al gran avance alcanzado en el país con las importaciones de 1991, hasta el 2000, de razas cebuinas con tendencia a la producción de leche y desde hace pocos años con la introducción al mercado colombiano de la raza nelore en sus distintas variedades.
No podemos olvidar la acción de algunos ganaderos colombianos que desde principios del Siglo XX y en adelante lograron revolucionar la explotación bovina con la importación de ejemplares del compuesto brahmán en sus dos colores, gris y rojo, las cuales lograron impactar la pecuaria nacional bovina y todo su contenido, produciéndose unos bovinos azebuados, así llamados por el profesor W. Marchani, que poblaron las ganaderías locales y yo diría que la ganadería americana. Un 85% de la ganadería colombiana tiene sangre cebú.
Las razas criollas establecidas en Colombia desde la conquista permitieron y ayudaron a la formación de ese mestizaje, los azebuados. Un efecto benéfico en el establecimiento con fácil aclimatación y adaptación a nuestros difíciles territorios y otro muy malo la extinción de las razas criollas, las cuales creo que para finales de este siglo ya no existan. No fuimos capaces de conservarlas pese a las grandes virtudes que demostraron. La gran maldición que tenemos de no creer en lo nuestro.
El Siglo XXI nos impone grandes retos. Nosotros y las futuras generaciones tenemos la obligación de atenderlos correctamente.
Gabriel Puerta Parra, Pecuarista