La industria de la ganadería se acostumbró a ver como un hecho normal las cojeras en sus animales y alrededor del tema existen una serie de mitos y razones del por qué un animal sufre esta problemática. Lo que se desconoce o se pasa por alto es el impacto real cuando dentro de su hato existe cierta prevalencia de cojeras.
Las claudicaciones o cojeras, tienen un impacto directo en la productividad del animal, sin importar si es ganado comercial, lechería especializada o exposición y las consecuencias afectan directamente su bolsillo. En las lecherías especializadas, por ejemplo, las cojeras impactan la producción de leche entre un 5% a un 36% (*Robinson Davis CA). Hagamos un ejercicio simple: Una vaca de lechería especializada que produce alrededor de 20 litros/día y debido a una afección podal reduce su producción a 12.8 litros (20lt-7.2=12.8), si multiplicamos esto por un precio de $1.000/litro nos arrojaría una cifra de pérdida de $7.200/día/vaca y esto al multiplicarlo por los días del animal convaleciente mientras se decide llamar al profesional experto. Además cabe resaltar que las cojeras no solo afectan la producción de leche sino también la condición corporal y los índices reproductivos.
En ganado de carne existe una falta de atención a las cojeras, no tenemos datos suficientes, pero se reporta un 20% menos en el valor de venta; también animales descartados prematuramente del hato y gastos de medicamentos que no curan el problema de raíz.
En ganado de show o exposición el retroceso en la condición corporal y el desarrollo son evidentes, lo cual no debería presentarse ya que las condiciones de alojamiento son ideales; es decir, son animales que permanecen en establos, con buenas instalaciones y muy buena higiene, que no tienen que desplazarse largas distancias, los suelos son blandos y secos pero los procedimientos inapropiados desconociendo la anatomía y biomecánica del animal hacen que estos ganados también se estén viendo afectados en la actualidad.
Cuando entramos a mirar el impacto económico que ha sido siempre infravalorado, nos damos cuenta que las cojeras son una de las tres principales causas de pérdidas en la productividad y eficiencia de los ganados.
Desde una perspectiva hacia lo preventivo ¿por qué para la mastitis y la infertilidad hacemos de todo lo que está en nuestras manos, contratamos personal calificado, hacemos tratamientos costosos, manejamos protocolos de atención al problema, pero con la tercera (cojeras) no somos igual de rigurosos?
Esto es lo que hoy tenemos, una cultura permisiva frente a este fenómeno y tenemos que volcarla a una cultura de TOLERANCIA CERO, porque si como país queremos seguir siendo competitivos, tener una ganadería sostenible y rentable no debería existir ningún nivel de tolerancia frente a esta problemática.
Mitos hacia las cojeras.
“El animal tiene problemas de nutrición y padece de laminitis que se traduce en cojeras”.
Esta es la razón que con más frecuencia se puede escuchar entre ganaderos, zootecnistas, e incluso algunos veterinarios para describir al animal que “cojea”.
Si el diagnostico fuese totalmente correcto, adoptar un programa de nutrición adecuado sería suficiente para observar en pocos días la recuperación total del paciente afectado.
Por qué se presentan las cojeras
Si bien la nutrición es muy importante en todo ser vivo para una buena integridad de los tejidos, recientes estudios han controvertido estos postulados, y comprueban que las cojeras son una consecuencia de la misma composición biomecánica del animal y del entorno al que estamos poniendo a producir nuestros bovinos
El 95% de las cojeras se presentan en las extremidades posteriores o traseras de la vaca y el 95% de esos casos se presenta en los dedos externos o laterales, si fuera esto un tema de nutricional las cojeras se presentarían en las 4 extremidades.
Y es que la misma composición biomecánica del animal, nos muestra que en las extremidades anteriores o delanteras es más estructurado para recibir impactos y hacer tracción para mover su cuerpo, mientras que atrás en el tren posterior el animal tiene una composición anatómica y biomecánica muy rígida, y quien recibe todo el impacto al tocar el suelo es esa pequeña e importante parte del cuerpo llamada pezuña.
Esta biomecánica sumada a algunos factores de riesgo nos empieza a mostrar una correlación con el inicio de las cojeras que podríamos clasificar en 5 aspectos:
- La nutrición que por obvias razones no podemos descuidar debido a su importancia.
- El entorno:
a. Distancias recorridas
b. Topografía
c. Condiciones del potrero y establo
d. Condiciones de las superficies del suelo
e. Tiempos de descanso
f. Estrés alto en el manejo. - El clima:
a. Humedad
b. Lluvia
c. Calor - El factor humano:
a. Falta de conciencia frente a la problemática
b. Criterio técnico del diagnóstico o un mal diagnóstico
c. Malas prácticas en el tratamiento
d. Cero prevenciones - El Factor técnico
a. Herramientas utilizadas
b. Buen uso de las mismas
¿Estamos realizando buenas prácticas de podología en nuestros hatos? ¿Le estamos dando la importancia suficiente al desplazamiento y a las cojeras? ¿Está el animal recibiendo un tratamiento profesional y con las herramientas idóneas?
Este nivel de conciencia implica cambiar el chip y la forma como se percibe esta problemática. Está en nuestras manos empezar a permear la cultura de quienes somos parte del sector e irrigar estos conceptos en todas las personas que están al frente de la producción del ganado.
Una cultura de tolerancia cero, es una autopista para aumentar la productividad ganadera y como consecuencia impulsar la competitividad del sector en el país.
Juan Diego Cadavid Gallego
MVZ Universidad CES
Director del Programa Dairyland Hoof Care Institute.
Baraboo. Wisconsin. USA
Juan Cadavid Podología Bovina Especializada