Los parásitos internos o externos, son causantes de prejuicios económicos para la actividad ganadera moderna. Conózca el impacto económico de los principales parásitos en ganado de carne y leche.
La eficiencia y viabilidad económica son esenciales para cualquier actividad de producción y, en el sector ganadero, no es diferente. Para tener éxito, algunos pilares básicos deben estar bien planeados y ejecutados; se puede mencionar la reproducción, nutrición, planeamiento de metas y sanidad. Este último tiende a ser dejado de lado muchas veces por el ganadero que, normalmente lo valora después de notar altas infestaciones que generan pérdidas en la productividad.
Pruebas realizadas en Brasil demuestran que las principales parasitosis de la producción ganadera generan pérdidas económicas superiores a US$ 13 mil millones/año; dentro estos, los principales son los parásitos internos (nematodos gastrointestinales), garrapatas (Boophilus microplus), mosca-de los-cuernos (Haematobia irritans) y nuche.
El impacto de los nematodos gastrointestinales o más conocidos como parásitos internos sobre la producción lechera ha sido estudiado de manera extenuante, en diferentes pruebas comparando animales tratados con diferentes fórmulas y moléculas de principios considerados endectocidas o no, demostrando que animales post tratamiento presentaban en medio una productividad superior al 0,5 kg de leche/día/animal. Cuando el escenario pasa al ganado de carne, las pérdidas no son menores, en evaluaciones realizadas comparando animales de la raza Nelore tratados de manera estratégica y no, quedó evidenciado que los animales que sufrirán el tratamiento preventivo con un endectocida muestran una ganancia de peso medio alrededor de 50 kg/animal al final de los estudios.
A través de datos como estos los nematodos gastrointestinales son los mayores responsables por las pérdidas económicas en la ganadería moderna.
Por otro lado, los ectoparasitos como la garrapata, moscas de los cuernos y nuches ocasionan grandes impactos negativos en la producción. En un levantamiento de datos para evaluar en prejuicio de la garrapata realizado por Rodrigues y Leite (2013), estiman que las pérdidas en productividad provocadas debido a este ectoparasito llegan a 90 litros/vaca/lactación. En la ganadería de carne las pérdidas de peso generadas por este enemigo alcanzan 1,1 a 1,3 gramas/día (Jonsson, 2006), o sea, un animal con una infestación 100 garrapatas adultos (teleogínas) perdería en un año alrededor de 50 kg de peso, además otras perdidas como espoliación, transmisión de enfermedades como la Tristeza Parasitaria Bovina, infecciones secundarias o en casos graves hasta la muerte.
Segun Bianchin y Alves (2002) y Bianchin (2004) la pérdida generada en el caso de infestaciones de mosca de los cuernos pueden llegar hasta 12 kg en animales, en la categoría de destete o poco más de 3 kg, para vacas. Además no hay que olvidar la acción indirecta ocasionada por este parasito como lo es la irritación, la reducción de fertilidad y de productividad.
En estudios que evaluaron el detrimento directo e indirecto causado para el caso de animales infestados por Dermatobia hominis o nuche, cada larva puede proporcionar una pérdida de 40 gramos. En caso de un animal de carne parasitado con 100 larvas, éste dejaría de producir 4 kg de carne, sin mencionar los demás impactos negativos que esto puede traer, como por ejemplo, la devaluación de la piel.
No existen fórmulas milagrosas para combatir los parásitos de rumiantes. Cada propiedad rural es detentora de características individuales que puedan interferir en la elección de una forma de control utilizada. De esta forma, las intervenciones terapéuticas y de manejo previo, deben ser observadas caso a caso y son extremamente importantes para evitar que ocurran. El manejo ambiental, por sí solo, obviamente no sustituye la utilización de compuestos químicos. Sin embargo, la asociación de tratamiento químico/manejo, llevando en consideración la carga animal y la epidemiología regional, o sea, el periodo de mayor o menor contaminación del ambiente, puede influenciar de forma decisiva, pero no definitiva, teniendo en cuenta los constantes cambios climáticos, la estrategia de control utilizada.
Entre los distintos medicamentos desarrollados para el control de los parásitos en rumiantes, las lactonas macrociclicas (avermectinas) y los fluazurones son las más recientes para el control de los principales parásitos para ganado. En las primeras tenemos como principal ejemplo la ivermectina o abamectinas, tienen como principales características el poseer un poder residual más amplio que otras moléculas; estos son eficaces para el control de gusanos internos y nuches, además de auxiliar en el combate de la garrapata y moscas. Los fluazurones son los más utilizados para el control de las garrapatas.
El control estratégico fue desarrollado mirando la dinámica poblacional y las características epidemiológicas de cada región con tratamientos en las épocas desfavorables al desarrollo del parasito en el ambiente. Siguiendo la manera estratégica, es recomendable su uso durante la época seca del año, con el aumento de la carga parasitaria en el comienzo y final de cada temporada de lluvias. Teniendo en cuenta que el uso indebido de un antiparasitario, con un solo medicamento por períodos prolongados, subdosificados o más productos con intervalos de tiempo muy corto para controlar parásitos internos, no puede controlar de manera eficaz, además desencadenar el efecto de resistencia al medicamento.
Entre los datos presentados se puede concluir que, los parásitos internos o externos, son causantes de prejuicios económicos para la actividad ganadera moderna. Sin embargo, el uso de medicamentos es una solución para combatirlos, pues además de tener un período residual amplio proporcionan la reducción en el número de manejos en un hato y promueven mayor ganancia de peso para animales tratados.
Evandro Davanço Ferreira de Souza
Ourofino Saude Animal