La mastitis bovina es una de las enfermedades más comunes del ganado lechero cuyo impacto sobre la calidad y cantidad de la producción láctea mundial afecta de manera directa la rentabilidad del negocio lechero.
La mastitis bovina es definida como la inflamación de la glándula mamaria.
Puede ser de diversas etiologías entre las que se encuentran bacterias como: *
- Staphylococcus aureus,
- Escherichia coli,
- Streptococcus dysgalactiae y uberis,
- Arcanobacterium pyogenes,
- Klebsiella spp, mycoplasmas,
- levaduras y algas.
Todos estos microrganismos son capaces de colonizar la glándula mamaria y producir incremento del número de células somáticas, principalmente macrófagos, neutrófilos y células epiteliales.
Tan solo, la mastitis sub-clínica ha sido catalogada como uno de los principales enemigos de la producción llegando a generar pérdidas dependientes del número de glándulas mamarias que posean incremento en el conteo de células somáticas.
Para una finca con un promedio de producción de 8,500 kg/305 días y conteos de células superiores a 200,000 células/ml, las pérdidas pueden alcanzar los €20 por animal/año.
Durante la enfermedad subclínica la ubre no muestra ningún signo de inflamación y la leche puede parecer normal.
En contraste, en la mastitis clínica, el cuarto infectado se inflama; en algunas vacas se manifiesta dolor a la palpación y la leche se encuentra visiblemente alterada.
Síntomas de la mastitis bovina aguda
En casos clínicos más severos (mastitis aguda), la vaca muestra signos generalizados:
- fiebre
- elevación de frecuencia cardíaca
- pérdida de apetito
- reducción significativa de la producción de leche
- incremento dramático en la producción de células somáticas.
En los casos en que la enfermedad se hace crónica, la inflamación puede afectar la respuesta inmune al grado de generar en la glándula una resistencia a casi cualquier tratamiento.
Adicionalmente, en la ubre inflamada de manera aguda y, especialmente en la forma crónica, pueden producirse cambios estructurales que alteran su fisiología, como la formación de tejido fibroso e incluso la destrucción celular y necrosis.
El médico veterinario de campo conoce que el tratamiento antibiótico en muchas ocasiones no es suficiente y que es absolutamente necesario combatir la inflamación por medio de fármacos como los anti-inflamatorios no esteroidales, los glucocorticoides e incluso existe una amplia experiencia de campo con terapias que han resultado altamente efectivas con el uso de proteolíticos.
A continuación se mencionan brevemente algunos de los tratamientos anti-inflamatorios y se enfatiza en el uso de quimotripsina como coadyuvante en la terapéutica de mastitis agudas y crónicas, presentando resultados que soportan su empleo.
Tratamientos contra la mastitis bovina
Entre los principales tratamientos antimicrobianos intramamarios empleados con diferentes tasas de éxito para el control de la mastitis bovina se pueden citar:
- betalactámicos de la familia de las Penicilinas como: Penicilinas G naturales (sódica, potásica, procaínica y benzatínica), sintéticas como al ampicilina, amoxicilina y Penicilinas antiestafilocóccicas (cloxacilina, oxacilina, nafcilina, meticilina);
- betalactámicos de la familia de las cefalosporinas (cefapirina, cefalonium, cefalotina, cefoperazona, ceftiofur, cefquinoma);
- aminoglucósidos como la Dihidroestreptomicina, gentamicina y neomicina;
- aminocumarinas como la Novobiocina;
- fluoroquinolonas como la norfloxacina;
- tetraciclinas como la Oxitetraciclina,
- macrólidos como la Eritromicina,
- lincosamidas como la lincomicina y pirlimicina;
- cloranfenicol, entre otros.
Adicionalmente, los tratamientos anti-inflamatorios en casos de mastitis bovina son comunes y a la vez necesarios.
Anti-inflamatorios no esteroidales como el carprofeno pueden ser utilizados para acelerar la recuperación de la glándula mamaria en terapias concomitantes con antibióticos.
Otros como el meloxicam también son recomendados en combinaciones con antibióticos debido a que permiten disminuir los conteos de células somáticas con mayor eficacia que con el solo tratamiento antimicrobiano.
Es bien conocido que, durante el proceso inflamatorio ocurrido durante la mastitis, la liberación de endotoxinas bacterianas es la causa de signos sistémicos como:
- la elevación de la temperatura corporal
- disminución de la motilidad ruminal
- e incluso el aumento en la frecuencia cardiaca y respiratoria.
Por tal motivo, utilizar fármacos no solo con actividad anti-inflamatoria sino también anti-endotoxémica, puede acelerar el proceso de recuperación.
Entre los fármacos comúnmente utilizados en los Estados Unidos con estas características, está el Flunixin meglumina, el cual además tiene potencial analgésico, anti-inflamatorio y antipirético, siendo un principio activo que además de acelerar la recuperación de la glándula es capaz de favorecer la eliminación bacteriana.
Otros como el ketoprofeno, también poseen una reconocida capacidad antiendotoxémica y pueden ser de utilidad en el momento del tratamiento.
Adicionalmente, los glucocorticoides han sido empleados en formulaciones parenterales e intramamarias debido a su mayor potencia anti-inflamatoria en comparación con los no esteroidales, con resultados que también colaboran en la respuesta de la glándula mamaria.
Por su parte, el uso de enzimas proteolíticas ha sido establecido como efectivo en tratamientos contra mastitis bovina. Entra las principales enzimas, están la tripsina, quimotripsina y papaína las cuales poseen actividad fibrinolítica y proteolítica en tejidos inflamados.