La Leptospirosis bovina, la IBR y la DVB impactan negativamente la reproducción desde la infertilidad y sub-fertilidad hasta el aborto y nacimientos de crías débiles y de bajo peso que mueren en los días siguientes al nacimiento.
El año 2018 el desafío ambiental fue mayor cuando se compara con el 2017 en el cual las condiciones ambientales de cada región geográfica presentaron un comportamiento muy acorde a lo que normalmente es el régimen de lluvias y períodos de sequía; el año 2018 se caracterizó por un incremento notorio en la cantidad y dispersión de las lluvias en muchos territorios (llanos orientales, Caquetá), y de la intensidad de la sequía en otros (Magdalena Medio, Sucre, Córdoba).
En el trabajo diario de campo en explotaciones ganaderas de todo tipo, se ha hecho notar el incremento de las pérdidas de preñez durante este año, normalmente referidas como abortos pese a la ausencia de la visualización del mismo, la mayoría de éstos son sustentados en la observación de una hembra bovina con historia de diagnóstico confirmatorio de preñez que muestra una condición corporal no compatible con la gestación, con o sin secreción vaginal, con o sin restos de membranas fetales en sus genitales o simplemente “sucia” en el área perineal, o través de un parto esperado que no ocurre.
Bajo estas condiciones ambientales de excesivas aguas y de sequías intensas, la transmisión de enfermedades infecciosas con impacto sobre la reproducción se incrementa; tal es el caso de la Leptospirosis Bovina, enfermedad bacteriana generalmente subestimada, considerada solamente por la presencia de roedores en la finca como factor primario de infección y la que usualmente es atacada de manera reactiva por la observación e interpretación de algunos problemas de índole reproductivo sugestivos de esta enfermedad.
La Leptospirosis Bovina junto a los virus de Rinotraqueítis Infecciosa Bovina (IBR) y la Diarrea Viral Bovina (DVB) son la principal causa de los problemas reproductivos de origen infeccioso, incluso más prevalentes que la Brucelosis Bovina; tanto la Leptospirosis Bovina como la IBR y la DVB impactan negativamente la reproducción de muchas formas, desde la infertilidad y sub-fertilidad hasta el aborto y nacimientos de crías débiles y de bajo peso que mueren en los días siguientes al nacimiento.
En un estudio (Bermúdez, et.al. 2005) realizado sobre 120 fetos y sus madres, en 40 hatos de diferente modelo de explotación, aplicando métodos de laboratorio de tipo serológicos y anatomo-patológicos se encontró que la Leptospirosis fue una causa frecuente de abortos de forma determinante en el 47% de los casos, y de manera combinada con los virus de IBR y DVB en el 25% de los casos; esto denota la importancia del control de estas enfermedades en el hato para potenciar la eficiencia productiva y como resultado la máxima rentabilidad de la empresa ganadera.
El estudio de la Leptospirosis Bovina en los hatos se convierte en una gran área de oportunidad para la mejora de la eficiencia de la finca ya que conlleva al análisis de varios aspectos de la operación ganadera y al desglose de la información de registros disponibles, lo que estimula un ciclo de mejora continua tanto en la fijación de nuevos parámetros zootécnicos-meta, como de un programa de acciones y monitoreo continuo que indudablemente crean progreso para la finca.
Como base fundamental para el entendimiento de la Leptospirosis Bovina, el gráfico N°1 muestra lo que se denomina el Ciclo Endémico – Epidémico de la Leptospirosis Bovina el cual explica cómo la relación de los cinco (5) serovares de Leptospira con el huésped bovino ejercen su efecto determinando problemas reproductivos en el hato.
El Ciclo Endémico de la Leptospirosis Bovina es aquel de se transmite de bovino reservorio infectado a bovino susceptible mediante las diferentes vías de transmisión (orina, otros fluidos corporales, aguas contaminadas, etc.). La responsabilidad de este ciclo endémico recae sobre Leptospira hardjo dado que es la leptospira propia y adaptada al bovino, la que coloniza efectivamente el riñón y es capaz de mantenerse por largos periodos de tiempo en el útero, oviducto, semen, secreciones vaginales y leche, asegurando así su excreción por mayor tiempo y el mantenimiento del desafío ambiental.
El Ciclo Epidémico no es menos importante, este recae sobre todas aquellas Leptospiras no adaptadas al bovino, es decir adaptadas a otras especies animales como el perro (Leptospira canicola), al cerdo (Leptospira pomona), a los roedores (Leptospira icterohaemorragiae, Leptospira grippotyphosa), que también afectan al bovino con manifestaciones clínicas similares (abortos, terneros débiles, mastitis flácida, entre otros) pero con tasas de presentación diferente aun cuando comparte los mecanismos para crear desafíos ambientales similares a L. hardjo.
La Tabla N°1 compara la forma de presentación de la Leptospirosis Bovina dependiendo del serovar infectante y su relación al huésped.
Considerando las generalidades descritas en la Tabla No 1, las preguntas que surgen más comúnmente son: ¿Qué se debe hacer para reconocer la acción de Leptospira en el hato?, y ¿Cómo ejecutar un control de la enfermedad que ayude a disminuir las pérdidas económicas? En la Tabla N°2 se describen los aspectos más importantes para encontrar las evidencias sobre la acción de la Leptospira en el hato.
Tabla N°2: Principales aspectos a evaluar en la búsqueda de evidencias de campo sobre la actividad de Leptospira en el hato. Fuente: Archivos Zoetis.
Una vez realizadas todas las acciones dirigidas al levantamiento de las evidencias de campo, el próximo paso es proceder al diseño del Programa Sanitario para el control de la Leptospirosis Bovina; generalmente el programa se sustenta en el uso de vacunas contra Leptospira, las que muchas veces se encuentran combinadas con los virus IBR y DVB para un control completo del Complejo Respiratorio y Reproductivo Bovino (CRRB). También el mercado ofrece vacunas polivalentes para el control de Leptospira, con diferentes composiciones y concentraciones en y entre sus serovares.
Considerando los hallazgos de ocurrencia de los problemas de acuerdo a los registros e indicadores, es fácil ver que la acción de estos patógenos reproductivos tienen mayor impacto en los animales más jóvenes (novillas, vacas de 1° parto, vacas de +2 partos); la recomendación es iniciar el programa de vacunación desde edades tempranas, se sugiere que inicie en el destete de los futuros vientres, manteniendo el concepto de primovacunación (vacunación y refuerzo a los 21 días) con dosis de refuerzo cada 12 meses, este manejo garantiza que toda novilla de vientre llegue a su etapa reproductiva al menos con tres (3) dosis de vacuna reproductiva y con un nivel de inmunidad mayor al que tendría si se inicia a una edad mayor.
Una vez establecido el Programa Sanitario con vacunas reproductivas, se recomienda de manera estándar la revacunación con vacunas de Leptospira al menos a régimen semestral, sin embargo, si las evidencias de campo y de laboratorio muestran un “agotamiento de la protección” por un alto desafío ambiental, entonces se sugiere ajustar las dosis de refuerzo a cada 4 o 3 meses calendario dependiendo de la severidad de la presentación de los problemas.
Este manejo propuesto va acumulando inmunidad en todas las sub-poblaciones del hato general haciéndola sistemáticamente más resistente en el tiempo (ver: Salud Integral en el hato ganadero eficiente. Parte I; Genética Bovina Colombiana N° 56).
Tabla N°3: Esquema general de vacunación para el control de Enfermedades Infecciosas de la Reproducción. Fuente: Archivos Zoetis.
Otros manejos pueden acompañar este Programa Sanitario, un ejemplo de ello es el tratamiento con antibióticos conjuntamente con la vacunación; en la experiencia de campo, la aplicación de antibiótico junto a la vacunación de Leptospira se sugiere en el manejo de brotes de abortos (muchos en poco tiempo) con el objetivo de “limpiar” al animal y favorecer la respuesta de la vacuna. En este caso el tratamiento antibiótico de elección es Dihidroestreptomicina a razón de 25 mg/Kg P.V. una sola dosis al momento de la vacunación.
Tal y como se ha descrito en otras emisiones de esta serie, los Programas Sanitarios deben ser evaluados sobre la base de los indicadores zootécnicos y productivos, comparados con la meta individual de cada explotación, y sobre un retorno de inversión positiva en la que cada peso ($) invertido sea retornado con creces por el hato incrementando su productividad.
Juan C. Alvarez S.; MV, MBA