Las enfermedades uterinas en el período posparto comprometen seriamente la eficiencia reproductiva. La clasificación hecha hace pocos años por Sheldon et al. (2006) permite diagnosticarlas con mayor facilidad de acuerdo al tiempo transcurrido desde el parto a su detección y diagnóstico. De acuerdo con esta clasificación ha sido posible utilizar las denominaciones de metritis puerperal a la que transcurre entre los días 4 a 10 posparto; a la endometritis clínica y la piómetra, que se observan a partir del día 14 posparto y la endometritis subclínica que ocurre en cualquier momento posterior a la culminación histológica de la involución uterina (en general más allá de las 5 a 6 semanas del posparto).
Después del parto, la vaca experimenta un período de altos requerimientos energéticos relacionados con la producción de leche y asociados a una ingesta insuficiente de alimento. Esta situación produce un Balance Energético Negativo (BEN), que lleva a cambios metabólicos y hormonales y alteran el sistema inmune de las vacas durante el periodo de transición.
El período posparto es considerado un momento extremadamente importante en la vida de la vaca, debido a su gran influencia sobre la eficiencia reproductiva futura de la hembra, ya que en esta fase suelen aparecer las enfermedades uterinas posparto especialmente en los hatos lechero, comprometiendo severamente la eficiencia reproductiva.
Los bovinos son más susceptibles a presentar infecciones que se alojan en el útero siendo el caso de la metritis y endometritis; enfermedades que pueden alterar la productividad del hato, si no tomamos las medidas adecuadas para poder solucionar el problema. En este artículo vamos a conocer más de fondo cómo se presenta la enfermedad, sus posibles causas y su respectivo tratamiento.
Metritis
Esta condición es resultado de una inflamación severa de la mucosa endometrial, submucosa, muscular y serosa; generalmente ocurre durante la primera semana a 21 días luego del parto, y está asociada con distocia, retención de membranas fetales y traumas por el parto. Las vacas afectadas pueden presentar dos formas:
Metritis Puerperal
Generalmente esto ocurre durante los primeros <21 días en leche de la vaca, útero anormalmente agrandado, descarga fétida aguachenta rojo-amarronada pueden estar septicémicas y presentar fiebre >39.5 ºC, depresión, anorexia y disminución en la producción de leche.
Metritis Clínica
Las vacas no están enfermas, el útero anormalmente agrandado, descarga uterina purulenta en la vagina durante los <21 días de leche, no presenta fiebre.
Endometritis Clínica
Esta condición es causada por inflamación del endometrio, y está caracterizado por la presencia de un exudado uterino purulento (>50% de pus) o mucopurulento (aproximadamente 50% pus, 50% moco) en la vagina, a los 21 días o más postparto. El criterio para diagnosticar la endometritis clínica ha sido validado por correlación de los hallazgos clínicos con un incremento en el intervalo del parto a la concepción. Los hallazgos clínicos fueron la presencia de mucus vaginal purulento o un diámetro cervical > 7,5 cm a los que la definición de endometritis clínica en la vaca es la presencia de descarga uterina purulenta, detectada en la vagina a los 21 o más días posparto, o la descarga mucopurulenta a los 26 días posparto.
Endometritis Subclínica
Esta condición ha sido descrita como inflamación del útero determinado por citología, en ausencia de material purulento presente en la vagina.
Los neutrófilos son la respuesta primaria contra las bacterias patogénicas del útero posparto, resultando en un incremento de las células polimorfonucleares (PMN) dentro de la luz uterina.
La evaluación citológica mide la proporción de células PMN presentes en la muestra, colectadas por lavado de la luz uterina o por cytobrush. La presencia de > 18% de neutrófilos en las muestras citológicas uterinas colectadas a los 20 a 30 días postparto o > 10% neutrófilos a los 34 a 47 días postparto en ausencia de endometritis clínica.
Piómetra: esta condición está caracterizada por la presencia de cantidades variables de exudado purulento dentro de la cavidad endometrial, cuerpo lúteo persistente y ausencia de ciclos estrales. Es más probable de desarrollarse en vacas que tuvieron la primera ovulación posparto antes que la contaminación bacteriana del útero se haya eliminado. El cuerpo lúteo consiguiente persiste más allá de su vida media normal porque el fluido intrauterino previene la luteólisis. La progesterona continúa dominando el útero y suprime los mecanismos de defensa uterinos.
Es frecuente encontrar endometritis de variada intensidad asociada a factores alimenticios, dignos de tenerse en cuenta:
- Deficiencia en la alimentación en el periodo ante parto, lo que produce retención de placenta y endometritis.
- Cetosis subclínica – deficiencia de energía.
- Exceso de proteína cruda.
- Exceso de potasio y déficit de calcio con llevan a endometritis de mediana a severa intensidad.
- Exceso de sodio produce catarros genitales, especialmente cuando el consumo se acerca a los 150gr diarios.
- Deficiencia en la dieta de micro minerales como Manganeso (Mn), Yodo(I), Selenio (Se).
Es así que la endometritis es una de la patología más frecuente en el ganado y se creía que afecta principalmente al ganado bovino lechero, pero también ocurre en vacas de cría y doble propósito, donde siempre se pensó que solo se presentaba en vacas de lechería especializada.
Del 5 al 35% de repeticiones en un hato se debe a la endometritis subclínica; esta patología muchos de los casos no es tratada a tiempo debido a que los propietarios de los animales, de manera especial los pequeños ganaderos, no siempre cuentan con las condiciones financieras para acceder a terapias que por lo general es a base de agentes antimicrobianos, los mismos que tienen costos elevados por lo que impide que el propietario tenga fácil acceso a estos; provocando que el animal vaya agravando el cuadro clínico, o alargando el periodo de espera voluntaria (Celada, 2010), motivo por el cual, hoy en día ha venido cobrando mucha importancia en medicina veterinaria alternativas de tratamiento.
Por lo general, 90% de las vacas desarrolla una infección uterina durante los primeros días posparto; sin embargo, la mayoría elimina las infecciones mediante mecanismos de defensa y solamente 20 a 30% de ellas desarrollan endometritis. El estado metabólico después del parto determina en gran medida la capacidad para eliminar las infecciones uterinas. Además, entre 15 a 20% de las vacas padecen endometritis subclínica, la cual también influye negativamente en la fertilidad. (Hernández J., 2010).
Los agentes patógenos que producen la metritis son la E. coli principalmente, mientras que las bacterias como la Streptococcus pyogenes, Staphilococcus spp o Fusobacterium necrophorum generan la endometritis. Sin embargo, también se ha encontrado que los clostridium, las pseudomonas, el campylobacter fetus o en general cualquier bacteria gram negativa puede provocar la afección.
Principales factores de las endometritis y metritis post-parto:
Parto: mala higiene, incorrecta asistencia al parto, tracción forzada con tractor o caballos, etc. Todo esto hace que el animal después retenga la placenta y desarrolle infecciones uterinas.
Prolapso uterino: el órgano se contamina y se desarrolla una infección uterina.
– Atonía uterina post- parto: la vaca no puede realizar las contracciones necesarias para eliminar los microorganismos y el material contaminado, y desarrolla infecciones.
–Paresia puerperal.
–Abortos.
– Gestaciones cortas, que llevan a retención de membranas y por lo tanto de infecciones.
La endometritis postparto en vacas de cría es una realidad con una prevalencia elevada y económicamente importante. La vaginoscopía y la ultrasonografía deberían ser usadas como herramientas de diagnóstico rápidas a campo en vacas con 30 días o más en lactancia. El tratamiento de endometritis debería basarse en infusiones intrauterinas con Gentamicina y tratamientos con una o dos dosis de Lactofur, (Ceptiofur al 10%) o inyección intramuscular de PGF y la respuesta es más probable que sea benéfica cuando los animales son tratados luego de los 30 días en lactancia.
Fernando Hecney Sedano Ramirez
Especialista Técnico Salud Animal Ourofino – Colombia